Como cada año la Laguna de El Oso nos asombra con la llegada de las ruidosas grullas haciendo de este pequeño enclave de nuestra provincia un lugar espectacular donde el sonido de estas bellas aves se mezcla con el silencio del lugar.
Foto: Javier Echevarri
Acercate y el estruendo de sus graznidos te envolverá.
Situada en la comarca de La Moraña, y más en concrteto en el termino de El Oso, se encuentra la Reserva Ornitológica de El Oso, que se compone de un par de lagunas esteparias que sirven de refugio a multitud de aves, tanto durante el verano para criar a sus pequeños, como en invierno cuando hasta aqui llegan grandes bandos de pájaros a pasar los meses más frios
Para llegar hasta la reserva basta con salir de Ávila por la A-50 en dirección Salamanca, hasta llegar al cruce de la carretera que lleva hacía Riocabado y Sanchidrián. A unos 5 kilómetros de este desvio nos topamos con el pueblo de El Oso. Llegado este punto tenemos dos posibilidades para conocer el enclave. La primera y más recomendable, es tomar el primer camino que sale a la izquierda tras pasar el desvio de entrada al pueblo (está señalizado) que nos llevará a unos paneles informativos sobre la zona, una charca artificial y, un kilómetro delante, el primer obsevatorio de aves.
La segunda es tomar el camino asfaltado que lleva hasta la empresa de embotellado de agua, que nos llevará a un segundo observatorio de aves. Es importante saber que para poder entrar en ambos observatorios es necesario tener una llave que, agradablemente, te dan en los bares del pueblo.
Volviendo a la laguna y a las sorpresas que nos depara, si el día es bueno podremos toparnos con los bandos de ánsares comunes (gansos) que, huyendo del frio, vienen a refugiarse en nuestra provincia, o bién con el nervioso vuelo de los pequeños andarrios, nos deslubrarán las hermosas cabezas verdeazuladas de los ánades reales, descubriremos el ir y venir de las cercetas comunes en busca de su alimento, sentiremos el peligro que acecha al aguilucho lagunero, veremos el monumental pico que da nombre al pato cuchara o algún silbón aparecerá despistado entre la multitud. Foto: Javier Echevarri
Pero el verdadero espectáculo llega con la caida de la tarde, cuando el cielo se torna de un color rojizo. Es en ese momento cuando los enormes bando de las grullas emergen del horizonte, desde los lugares donde pasan el día alimentandose en dirección a la laguna. Es entonces cuando la paz y el silencio cambian y el lugar se convierte en un ir y venir de esas grandes aves, con su característico graznizo, hasta que la última de las más de 600 grullas que escogen este lugar de nuestra provincia para pasar el invierno, llega a su dormidero. Una vez en el suelo comienza otro de los espectaculos de la naturaleza, "el baile" en el que, como si de bailarines se tratase, las grullas comienza a danzar en un ritual que repiten cada día.
Con el ocaso del día todo regresa a esa tranquilidad que da un lugar como éste, que se prepara para que mañana de nuevo , y hasta finales de enero, las grullas rompan un silencio que esperemos sigan rompiendo año tras año y que hace de este lugar de nuestra provincia un verdadero espectaculo de la naturaleza.
11/11/10
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MONOGRÁFICOS